21 abril 2023

Plantas melíferas

 


Planta melífera de esta semana: cebollino


El proceso por el que las abejas obtienen su alimento es sumamente delicado. Las flores constituyen la base de su alimentación. El néctar floral lo generan las flores en  unas glándulas llamadas nectarios. Las plantas melíferas, como es natural, ejercen sobre estos insectos una intensa atracción. 

Otra interesante vía de alimento proviene de la llamada "mielada" que es elaborada por algunos insectos succionadores de la savia de los árboles que posteriormente excretan en las hojas y ramas. Estas secreciones contienen numerosos carbohidratos de la savia que resultan atractivos para las abejas.

"Las abejas recogen el néctar de las flores con sus largas lenguas tubulares, específicamente adaptadas para ello. Cuando una abeja se posa en una flor, utiliza su lengua para sondear los nectarios de la flor, que son las glándulas que producen y secretan el néctar. La lengua de la abeja es flexible y puede extenderse para llegar a lo más profundo de los nectarios, lo que le permite recoger todo el néctar posible.

La lengua de la abeja está cubierta de pequeños pelos que ayudan a capturar y retener el néctar mientras lo recoge. La abeja también segrega una pequeña cantidad de saliva sobre el néctar, que ayuda a descomponer los azúcares y hacerlos más fácilmente digeribles.

Una vez que la abeja ha recogido una cantidad suficiente de néctar, lo almacena en un órgano especial llamado buche, situado cerca del estómago de la abeja. A continuación, la abeja puede seguir recogiendo más néctar de otras flores, añadiéndolo al néctar ya almacenado en su buche. Cuando la abeja haya recogido suficiente néctar, volverá a la colmena y transferirá el néctar a otras abejas, que lo almacenarán en los panales" (Extraído de la web "Dulcemelis")

Existen infinidad de plantas melíferas y una forma de apoyar activamente a los polinizadores es disponer en nuestros hogares de macetas con alguna de ellas.

El mundo de las melíferas es apasionante. Casi todas ellas se podrían agrupar bajo el nombre de aromáticas si bien la diversidad es significativa.

En los alrededores de Zaragoza abundan el romero y el tomillo. Pero la propia ciudad ejerce un gran atractivo para las abejas puesto que aquí disponen de un significativo número de plantas melíferas. En este sentido el contacto con el área de parques y jardines nos proporcionará la información necesaria para un conocimiento más preciso de la distribución de las melíferas en la ciudad.

Los horticultores aficionados también apoyan la alimentación de los polinizadores plantando especies que resultan atractivas para ellos.

Por mi parte me he hecho con el libro "Plantas melíferas" donde se describen un total de 220 especies.

Y me he propuesto plantar una melífera diferente cada semana.

Curiosamente he empezado por un género del cual desconocía sus cualidades melíferas: la cebolleta.

La semana que viene continuaré con la cebolla persa; la siguiente con la campanilla de invierno y así, sucesivamente hasta el final. En este caso, la experiencia vendría a ser como un viaje oloroso y de apoyo a las abejas.

Si os interesa el tema os animo a que también vosotros plantéis alguna aromática. Siempre es estimulante contemplar cómo la vida se acerca a vuestros huertos o a vuestras macetas. 


14 abril 2023

Insectos sociales

 


Quien al trabajo no vuela como la abeja, al final hambre pasa y va de cabeza…


El mundo de las  abejas melíferas (apis mellifera) se caracteriza por una gran organización de todos los individuos que componen la colmena. Podríamos decir que, precisamente, esta peculiar característica es la que posibilita la supervivencia y la reproducción de las colonias.

La organización del trabajo en el interior de su "vivienda" está claramente diferenciada en función de la "casta" a la que pertenece cada espécimen.

Así, la reina es la encargada de asegurar la reproducción ya que es la que se ocupa de poner los huevecillos que darán origen a las abejas obreras o bien a los zánganos. 

Cuando está en plena producción,  pone unos 1500 al día durante dos a cinco años. Además, la abeja reina posee la capacidad de decidir qué huevos se convertirán en obreras y cuáles en zánganos.

Las abejas obreras son infértiles y constituyen el grueso principal de la "fuerza de trabajo" de la colmena. A su vez, esta casta también presenta una división del trabajo entre las pecoreadoras, las nodrizas, encargadas de la limpieza, aguadoras, recolectoras de propóleos y guardianas.

La única función conocida de los zánganos es la fecundación de las reinas. Por lo general fecundan reinas de otras colonias distintas a las suyas para evitar la consanguinidad. Todo este proceso se lleva a cabo en las alturas; en ubicaciones específicas donde -como si fuera una romería- se reúnen zánganos de distintas colmenas y compiten para ver "quien se lleva a la reina".

Muchos aspectos organizativos de las colmenas nos resultan familiares a los humanos. De hecho se han realizado estudios señalando las similitudes y las diferencias entre los insectos sociales y nosotros.

Aunque el universo de las abejas nos resulte asombroso, existen en la naturaleza un buen número de otros insectos sociales cuyo trabajo también se desarrolla de forma coordinada entre todos los individuos de la especie. Son los llamados insectos sociales

Ahí tenemos, por ejemplo, las hormigas; o las termitas. Las avispas, en menor grado, también se organizan de manera jerárquica.

Como bien dice Wikipedia, " Entre los insectos sociales están las hormigas, especies de abejas de los géneros Apis y Bombus y de la tribu Meliponini, especies de avispas de la familia Vespidae (todos del orden Hymenoptera), las termitas (infraorden Isoptera del orden Blattodea) y también algunos miembros de Thysanoptera y algunos pulgones.

 Synalpheus regalis es un tipo de gamba que exhibe comportamiento eusocial. En los vertebrados se da la eusocialidad solo en algunas especies de mamíferos de la familia Bathyergidae, la rata topo lampiña Heterocephalus glaber y el Cryptomys damarensis son los únicos mamíferos eusociales conocidos".  

Los insectos sociales responden como un todo a las variaciones de su medio ambiente: temperatura, humedad, almacenamiento de comida, defensa ante agresores, etc. De hecho muchas veces se considera a la colmena como un organismo en el que los individuos que lo componen vendrían a ser como las células de dicho organismo. Esta sofisticada capacidad organizativa se llama eusocialidad.

En próximas entradas reflexionaremos un poco más sobre esta cuestión.

¡Hasta la semana que viene!


Mil veces mejor que el mejor teléfono móvil

 


Si pides miel, mira a quién


 Los humanos nos creemos superiores al resto de los animales que pueblan el planeta. Equipados con la última tecnología y amparados por los más recientes descubrimientos, parecería que somos capaces de cualquier cosa.

Ahora bien, si consideramos la persona a nivel individual y comparamos sus capacidades con las que poseen otros seres vivos; pronto nos tendremos que bajar varios puntos en nuestra chulería.

Yendo de nuevo al mundo de la abeja y tomando otra vez como referencia un solo espécimen, enseguida nos daremos cuenta de que muchos de sus receptores sensoriales superan a los nuestros por goleada.

El mundo perceptivo de las abejas es totalmente diferente al humano y se gobierna por órganos sensoriales completamente distintos. No es de extrañar, ya que sus vidas se rigen por prioridades muy diferenciadas.

De momento bien podemos afirmar que cada abeja individual dispone de una mente única que le hace ser consciente del mundo que le rodea y de su propio conocimiento; incluyendo una memoria autobiográfica, una apreciación de sus propias acciones  y la capacidad para experimentar emociones básicas e inteligencia. Todo ello soportado por un cerebro que es cualquier cosa menos simple.

El cerebro de una abeja contiene, aproximadamente, un millón de células nerviosas. De cada una de estas células emerge un racimo de conducciones nerviosas de forma ramificada con una enorme complejidad de tal manera que cada nervio puede conectar con, al menos, otros 10.000 lo cual supone que el cerebro de una abeja puede establecer más de 1.000 millones de puntos de conexión.

Todas estas conexiones son potencialmente plásticas y alterables por la experiencia individual.

Ser una abeja significa disponer de un exoesqueleto que viene a ser como una armadura a la cual están sujetos directamente los músculos. Supone, asimismo, contar con un arma química -el aguijón- que  está diseñado como una jeringuilla que puede matar a cualquier animal de su tamaño y ser extremadamente doloroso para personas y animales con una envergadura mil veces mayor.

Las abejas disponen de una visión de 300 grados y sus ojos procesan la información mucho más rápidamente que los humanos.

El rango de colores que una abeja puede ver es más amplio que el del homo sapiens e incluye la visión en ultravioleta así como la dirección en la que oscilan las ondas luminosas. Dispone, asimismo, de una brújula magnética y de dos antenas de una longitud comparable a los brazos de los humanos con las que pueden saborear, oler y percibir campos eléctricos todo ello con una extraordinaria finura. Finalmente hacen otra cosa que se les da muy bien y que a las personas nos está vetada:: pueden volar.

¿Qué os parece, amigos?

Desde luego van mejor equipadas que cualquier teléfono móvil; ¿no es cierto?

En próximas entradas seguiremos profundizando en este "mundo alienígena".

¡Hasta la próxima semana!


El contenido de esta entrada está basado en el libro "The mind of a bee" de Lars Chittka

La mente de una abeja

 


 Quien al trabajo no vuela como la abeja, al final hambre pasa y va de cabeza…


En mi última visita a Londres me traje un interesante regalo: el libro "The mind of a Bee".

La mayoría de las publicaciones sobre abejas tratan de colmenas, enjambres y colonias; es decir, siempre consideran la agrupación de individuos como una totalidad.

Es verdad que una colonia media de estos insectos cuenta con unas 50.000 abejas pero también es cierto que, hasta ahora, nada se había publicado sobre abejas a nivel individual.

El símil sería considerar los cerca de 8.000 millones de habitantes de la tierra como un todo sin tener en cuenta las particularidades de cada persona en concreto. Y ya sabemos que cada uno de nosotros somos un mundo totalmente distinto.

Por tanto este novedoso enfoque del libro me ha parecido tan interesante que he decidido, sin dilación, emprender su lectura.

En "The Mind of a Bee", el autor, Lars Chittka se basa en décadas de investigación, incluido su propio trabajo pionero, para argumentar que las abejas tienen habilidades cognitivas notables.

Muestra que son profundamente inteligentes, tienen personalidades distintas, pueden reconocer flores y rostros humanos, mostrar emociones básicas, contar, usar herramientas simples, resolver problemas y aprender observando a los demás.

¡Incluso -según Chittka- pueden poseer conciencia!

Ya veis, amigos. Esta afirmación enlaza de maravilla con las reflexiones que, durante un año, he dedicado al tema de la conciencia. Se unen aquí, por tanto, dos asuntos sobre los que siempre he tenido un gran interés: abejas y conciencia.

Llevando a los lectores al mundo sensorial de las abejas, Chittka ilustra cómo los cerebros de las abejas no tienen paralelo en el reino animal en términos de la cantidad de material sofisticado que se empaqueta en sus diminutos sistemas nerviosos.

También examina sus comportamientos innatos y las formas en que su evolución como recolectores puede haber contribuido a su aguda memoria espacial.

Chittka examina igualmente las diferencias psicológicas entre las abejas y los dilemas éticos que surgen en entornos de conservación y laboratorio porque las abejas sienten y piensan. Y aquí siempre recordaré el sofocón que me supuso el desalojo (que no rescate) de una colonia de abejas ubicadas en un falso techo de un local de nuestra ciudad. Allí tomé conciencia del sufrimiento de los pobres bichos al destruir la obra que con tanto esmero y dedicación habían construido.

Explorando un insecto cuyas experiencias sensoriales rivalizan con las de los humanos, "The Mind of a Bee" revela las singulares habilidades de algunas de las criaturas más increíbles del mundo.

Está claro, amigos, que cuanto más profundizas en un campo concreto más cosas interesantes descubres y más nuevas preguntas e interrogantes surgen.

¡Hasta la próxima semana!

(Para redactar esta entrada he utilizado, en parte, el texto de introducción del libro que comento)


Colmenares municipales

 


Con miel cualquier pastel sale bien. Refrán popular


 A diferencia de otros países europeos y norteamericanos, en España todavía existen muchas reticencias para la implantación de la apicultura urbana.

Muchos son los factores que intervienen en esa prevención y ya los hemos comentado en entradas anteriores.

Sin embargo existe un formato intermedio que ya se está experimentando en ciudades como Valencia, Málaga, Madrid o Barcelona. Se trata de los colmenares municipales.

Básicamente la propuesta consiste en disponer de un espacio en un terreno municipal que cumpla con los requisitos establecidos en la normativa legal actual: 

 - Respetar una distancia mínima de 250 metros respecto a establecimientos colectivos de carácter público, centros urbanos o núcleos de población siempre y cuando  los colmenares cuenten con una cerca de cualquier material de, al menos, dos metros de altura, en el frente que esté situado hacia la carretera, camino o establecimiento de referencia para determinar la distancia.

- Que el asentamiento apícola municipal se ubique a una distancia mínima de otro asentamiento ya instalado de 500 metros.

Zaragoza cuenta con un amplio patrimonio rural y no sería difícil encontrar ubicaciones idóneas para este menester.

Además de cumplir con su función polinizadora y de fomento de la biodiversidad, los colmenares municipales se podrían ofertar como un servicio a los ciudadanos que deseen interesarse por el mundo de la apicultura.

Constituirían un recurso didáctico de primer orden que se podría ofertar a los centros educativos

Serían el lugar de referencia en el que los bomberos podrían llevar los enjambres capturados

La miel obtenida en dichos colmenares se podría ofrecer a la ciudadanía con motivo de alguna celebración ciudadana (San Valero, Cincomarzada, etc)

La idea está bastante perfilada y la Asociación está comprometida con su puesta en funcionamiento.

Queda sin embargo por desarrollar el arduo trabajo de encontrar el servicio, departamento o responsable municipal que quiera implicarse en esta iniciativa.

Nos hemos propuesto que para este año 2.023 se inaugure el primer colmenar municipal de la ciudad de Zaragoza.

En ello estamos. Si se os ocurren ideas, estaremos encantados de escucharlas.


Proyecto de colmenas caza enjambres en la ciudad de Zaragoza.

 


Donde se posa la abeja, dulzura deja… Refrán popular


Favorecer la biodiversidad en las ciudades no es sólo un tema de moda últimamente. A la vista de cómo va creciendo el número de especies animales que desaparecen para siempre y de los aldabonazos de la amenaza climática; no es de extrañar que una nueva conciencia haya emergido en las urbes.

Ya hace bastantes años que nuestros antepasados comprendieron la necesidad de "suavizar" la dureza de los edificios y las construcciones en la ciudad. En su momento se apostó por la creación de pulmones verdes: parques, jardines, arriates y arbolado que proporcionaran paz y serenidad a los ciudadanos.

No se pensó en los animales urbanos. Se sobreentendía que ellos sabían buscarse la vida y  no se tomó ninguna medida especial para protegerlos.

Pero, en el caso de los insectos, una sucesión de acontecimientos pronto nos hizo ver lo equivocados que estábamos. Empezando por los insecticidas utilizados sin control, continuando con la implantación de los llamados monocultivos (alfalfa y cebada, sobretodo) y con la destrucción de la biodiversidad vegetal. El caso es que ya llevamos varios años que los especialistas nos alertan del clamoroso descenso en el número y la diversidad de los insectos.

Curiosamente una especie que pronto encontró un buen acomodo en las ciudades fue la abeja melífera. Sin embargo hasta no hace mucho tiempo la única actuación que se llevaba a cabo con ellas era, el simple y llano exterminio. Sin más.

Afortunadamente los tiempos han cambiado y ahora hay otra sensibilidad. Se asume que es deseable que haya abejas en la ciudad. Sólo en caso de peligro para la ciudadanía, la unidad de himenópteros del cuerpo de bomberos recoge respetuosamente y traslada a un lugar seguro las colonias que puedan representar algún riesgo para los ciudadanos y la Asociación Zaragozana de Apicultura Urbana colabora con ellos en este empeño.

Pero hay que avanzar y hay que mejorar los procesos. Siempre será mejor prevenir que curar.  

Desde finales de febrero hasta el mes de mayo las colmenas ponen en marcha el proceso conocido como enjambrazón.

En las ciudades el nuevo hogar elegido por las abejas puede pasar inadvertido o, por el contrario, representar un riesgo si la piquera se ubica en algún bloque de viviendas o en zonas con mucho tránsito de peatones.

Si somos capaces de limitar el número de enjambres que se asientan en lugares frecuentados por personas, contribuiremos a limitar desplazamientos e intervenciones que, por otro lado tienen un coste para el municipio.

Nosotros proponemos regular y controlar este fenómeno natural ofreciendo a las abejas un hogar apetecible en el que se puedan establecer. Para ello proponemos colocar varias cajas caza enjambre en las inmediaciones de las colonias madre.

Para que el proceso de captura sea exitoso se requieren las siguientes condiciones:

1.- Proceder de forma científica guiándonos por las investigaciones sobre captura de enjambres que autores como Thomas D. Seeley ya han llevado a cabo de forma exitosa.

2.- Evitar que la ciudadanía perciba ningún tipo de riesgo, colocando las colmenas vacías en edificios oficiales o lugares que no sean visibles.

3.-Destacar que las colmenas caza enjambre irán dotadas de micrófono o cámara accesibles en remoto para verificar diariamente si se ha introducido algún enjambre. También llevarán localizador GPS para su seguimiento en caso de robo.

4.- Progresivamente iremos equipando estas colmenas con un sistema remoto de cierre de piquera para asegurar la retirada completa de toda la población de abejas en un horario cómodo y compatible con los horarios de los lugares donde se ubiquen, consiguiendo así una mayor seguridad añadida a la existente.

5.- Inmediatamente que se constate la presencia de un enjambre, esa colmena será cerrada en horario nocturno (conforme se instalen las piqueras de accionamiento remoto) y trasladada a un lugar que respete las distancias de las colmenas a la ciudad y su supervivencia.

6.- El proyecto piloto de este año 2023 toma como referencia cinco colonias de abejas ya establecidas de las que creemos que pueden salir enjambres, ofreciéndoles, a cada una de ellas, 1 ó 2 colmenas vacías preparadas al efecto, con atractivo caza-enjambres y panales usados, en un radio adecuado desde la colonia madre.

Las ubicaciones y el seguimiento de todo el proceso se realizará de forma coordinada entre bomberos y la Asociación.

Todo el procedimiento quedará perfectamente registrado, realizándose asimismo una evaluación de los resultados obtenidos en cada campaña.

La Asociación se encargará del correcto funcionamiento de los equipos así como de la verificación diaria de la entrada de enjambres.

Con estas medidas lograremos reducir el número de colonias asentadas en lugares indeseados, protegiendo, al mismo tiempo, las colmenas ubicadas en sitios que no plantean ningún riesgo para los ciudadanos y favoreciendo, por tanto, la necesaria convivencia de insectos y humanos en la ciudad.